There is a concept of luxury that is completely alien to opulence. It does not cultivate ostentation, nor display. It does not show itself in the accumulation of expensive and pompous objects. It responds to a new conception: that of genuine pleasure as opposed to pure narcissism. This is the new idea of luxury that the 21st century has brought with it. A luxury in which refinement and personal enjoyment are paramount. In the past, luxury was in the external aspect, in having great jewellery and wearing imposing dresses. That has changed, luxury is now more discreet, it is about having something made for you, with your initials on it. It has to do with what is hard to find. The words of Aristotle, in his «Politics», defined it precisely: «Wealth consists much more in enjoyment than in possession».
Author: Elena Castelló
Luxury, then, is experience. And authenticity. And knowledge. Luxury is a way of living and valuing what life brings us.
LIVING IS WHAT IS TRULY UNIQUE
There is nothing more exclusive than what you live. It is only for us and it is tailor-made for us. In the same way, true luxury is about memory and time, about discovering a new perspective on life. So that no one else can say that they have lived what we have lived. The new luxury is linked to simplicity: silence, the sparkle of crystal-clear water, the taste of ripe fruit fresh from the tree. These are things that have always been within everyone’s reach and that today are no longer so because of overcrowding, pollution and urban planning without order. That is why luxury today is exactly what Henry David Thoreau expressed in his «Walden» in 1854 as the opposite of luxury: «Most of the luxuries and many of the so-called comforts of life are not only not indispensable, but are an obvious obstacle to the spiritual elevation of mankind». True luxury today seeks, above all, this spiritual elevation.
THE PLEASURE OF THE SENSES IS THE PLEASURE OF THE INTELLECT
Traditionally, the senses have been considered the anchor of pleasure. And, indeed, they provide us with that enjoyment that we will treasure as a precious moment in our memories. The best gastronomy, at the table of the best chefs in the world; discovering landscapes that even today remain untouched by the hand of man; witnessing the art of the best «couturier» in his private salons… All of this has to do with the senses – sight, hearing, taste and touch. But they would not be the same without the presence of the intellect. Knowing in depth the place we are travelling to, its history, its customs and why it is so far away from man multiplies the pleasure. Appreciating a Haute Couture design is only possible if the head also comes into play in the experience. The same goes for the most refined tables. Modern luxury reclaims its status as an intellectual experience.
EXCLUSIVITY IS A PERSONAL ATTITUDE
Luxury is synonymous with being within the reach of the happy few, but over the years, exclusivity has changed. It is no longer so difficult to lose oneself in a dreamlike landscape and stay in a good hotel. Therefore, the key to the new luxury, rather than exclusivity, is «personalisation». It is not so much the material that matters as that something is made just for you. The important thing is not that it is difficult to find but that, in some way, it bears your name. A piece of jewellery, for example, made from a painite, the rarest gemstone in the world, or from alexandrites, which change colour in the light. To be able to identify true luxury, you have to have knowledge. You have to know how to distinguish the good from the best, you have to appreciate the details. The new luxury is a personal attitude.
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El lujo de la experiencia frente al lujo de las cosas
Hay un concepto de lujo ajeno, por completo, a la opulencia. No cultiva la ostentación, ni la exhibición. No se muestra en la acumulación de objetos caros y ampulosos. Responde a una nueva concepción: la del placer genuino frente al puro narcisismo. Esta es la nueva idea de lujo que ha traído consigo el siglo XXI. Un lujo en el que priman el refinamiento y el disfrute personal. En el pasado, el lujo estaba en el aspecto externo, en tener grandes joyas y llevar vestidos imponentes. Eso ha cambiado, el lujo es ahora más discreto, consiste en tener algo hecho para ti, con tus iniciales. Tiene que ver con lo difícil de encontrar. Las palabras de Aristóteles, en su “Política”, lo definieron con precisión: “La riqueza consiste mucho más en el disfrute que en la posesión”.
Autora: Elena Castelló
El lujo es, pues, experiencia. Y autenticidad. Y conocimiento. El lujo es una forma de vivir y valorar lo que nos trae la vida.
VIVIR ES LO VERDADERAMENTE ÚNICO
No hay nada más exclusivo que lo que uno vive. Sólo es para nosotros y está hecho a nuestra medida. De la misma forma, el lujo verdadero tiene que ver con la memoria y con el tiempo, con el descubrimiento de una nueva perspectiva vital. DE manera que nadie más pueda decir que ha vivido lo mismo que nosotros. El nuevo lujo está ligado a la simplicidad: el silencio, el brillo de un agua cristalina, el sabor de una fruta madura recién cogida del árbol. Son cosas que siempre estuvieron al alcance de todos y que hoy ya no lo están por la masificación, la contaminación, el urbanismo sin orden. Por eso, hoy el lujo es exactamente aquello que expresó Henry David Thoreau en su “Walden”, en 1854, como contrario al lujo: “La mayoría de los lujos y muchas de las llamadas comodidades de la vida no sólo no son indispensables, sino que resultan un obstáculo evidente para la elevación espiritual de la humanidad”. El verdadero lujo, hoy, busca, sobre todo, esa elevación espiritual.
EL PLACER DE LOS SENTIDOS, ES EL PLACER DEL INTELECTO
Tradicionalmente, se ha considerado a los sentidos como el ancla del placer. Y, efectivamente, nos proporcionan ese disfrute que atesoraremos como un instante precioso entre nuestros recuerdos. La mejor gastronomía, en la mesa de los mejores chefs del mundo; descubrir paisajes que aún hoy permanecen inviolados por la mano del hombre; asistir al arte del mejor “couturier” en sus salones privados… Todo ello tiene que ver con los sentidos –la vista, el oído, el gusto, el tacto–. Pero, no serían lo mismo sin la presencia del intelecto. Conocer a fondo el lugar al que viajamos, su historia, sus costumbres y por qué está tan lejos de los hombres multiplica el placer. Apreciar un diseño de Alta Costura solo es posible si en la experiencia entra también en juego la cabeza. Y lo mismo pasa con las mesas más refinadas. El lujo moderno reclama su condición de experiencia intelectual.
LA EXCLUSIVIDAD ES UNA ACTITUD PERSONAL
El lujo es sinónimo de estar al alcance de unos pocos –los “happy few”–, pero, con los años, la exclusividad ha cambiado. Ya no es tan difícil perderse en un paisaje de ensueño y pernoctar en un buen hotel. Por eso, la clave del nuevo lujo, más que la exclusividad, es la “personalización”. No importa tanto el material como que algo esté hecho solo para ti. Lo importante no es que sea difícil de encontrar es que, de alguna forma, lleve nuestro nombre. Una joya, por ejemplo, elaborada con una painita, la piedra preciosa más rara del mundo, o con alejandritas, que cambian de color con la luz. Para poder identificar el verdadero lujo hay que tener conocimiento. Hay que saber distinguir lo bueno de lo mejor, hay que apreciar los detalles. El nuevo lujo una actitud personal.
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