“The superfluous, that most necessary thing”, said Voltaire… A seemingly frivolous phrase that seems to say very little but, at the same time, says it all. It speaks of the superfluous as luxury… At the same time, it gives the qualifier of ‘necessary’ to that which, in the literal sense of the word, is not… Or is it? Rather than analysing whether luxury is essential to our existence, we want to analyse another issue that, for those who work in the world of Lifestyle Management, drags them down – almost like a ballast – from the moment they mention that they work in that sector: are luxury and power always extravagant? We categorically state that they do NOT have to be and we are ready to explain why. Here we reflect further on the topic…
(Sigue en español)
Author: María José Núñez
To argue why power and luxury do not have to be extravagant as a rule, we put forward several points of view: anyone’s life can contain singular and outlandish aspects… It does not have to be linked by default to having a fortune and a whole range of possibilities to choose from. On the other hand, what is eccentric for some may be common and ordinary for others. On many occasions, the way of internalising luxury and power is more linked to the culture and ‘worldliness’ of each person… even more than the purchasing power one possesses. Finally, (because we don’t want to display a continuous drip-feed of arguments) we have the individual concept that each of us perceives as eccentricity, which brings us to another interesting reflection: are the elite really extravagant, or is it those who do not have that status who see them as such because they are in the minority? After all, UHNWI individuals are only 1% of the population. Therefore, it is necessarily ‘necessary’ (excuse this extravagant redundancy) for them to be differentiated in some way. Let’s take a look at what’s truly unique here….
“Sometimes excess is exhilarating. It prevents moderation from acquiring the deadly effect of a habit”. This telling quote from playwright William Somerset Maugham says it all. Although we continue to reiterate that eccentricity and luxury do not necessarily go hand in hand, another reason why most people tend to have this preconceived idea or prejudice is that high purchasing power leads to excess. Is there anything rarer (not to repeat the word) than having a wide variety of luxury items, or collecting them, or being able to request the services you want, wherever and whenever you want?
“In many cases, the way in which luxury and power are internalised are more closely linked to the culture and ‘worldliness’ of each individual… even more so than the purchasing power one possesses”
No, we are going in the wrong direction. Nor do we suddenly think that luxury and power have to be eccentric. We continue with our line of thinking… Can they be? Of course they can. But not necessarily. In fact, it is less common than one might think. From the perspective of a Lifestyle Management professional, where the daily tasks consist of fulfilling the requirements of the clients who hire a Personal Angel to manage their complex lives, everything comes to be conceived in a more earthly way… We explain: lives are lives, with their daily problems, family, work, leisure, health, wellbeing… And the majority of high net worth individuals live their lives in absolute normality (their normality, of course), without the eccentricities attributed to celebrities – the latter in a way that is more mediatic than in line with true reality.
We are all at this point thinking of such oft-repeated requests as Madonna and her request for a dressing room capable of holding 200 people. Or the red toilet paper that Beyoncé demands when she stays in a hotel… And we won’t mention any more because that’s not why we are here. But we will close this introspection by making a plea about the seriousness of the Lifestyle Management professions: the eccentric can be present in any life, but most of this exciting work circulates in the midst of an immensity of service claims, requests and missions, that can be varying degrees of complicated to carry out. Attention to detail and the pursuit of excellence are the most important things, but in the vast majority of cases, it is not the extravagance that prevails, but the efficiency and the attitude with which it is managed. In short, let’s free ourselves from prejudice and open our minds because power and luxury are simply what they are, and yes, they can be eccentric. Obviously. But necessarily? Not always…
“The new luxury is the luxury of freedom and time”
(Jason Fried)
Translation: Emily Benton
Photo: Nikolett Emmert Unsplash
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El lujo y el poder no tienen por qué ser excéntricos
“Lo superfluo, esa cosa tan necesaria”, dijo Voltaire… Una frase aparentemente frívola que parece que dice muy poco pero, a su vez, lo dice todo. Habla de lo superfluo como el lujo. Es decir, lo que realmente no es esencial para vivir. Y al mismo tiempo, le da el calificativo de “necesario” a aquello que en el sentido literal de la palabra, no lo es… ¿O sí? Más que analizar si el lujo es fundamental para nuestra existencia, queremos analizar otro tema que, para quienes trabajan en el universo del Lifestyle Management, les arrastra -casi como un lastre- desde el momento en el que mencionan que se dedican a ello: ¿el lujo y el poder son siempre excéntricos? Afirmamos rotundamente que NO tienen por qué serlo. Y tendremos que dar una explicación sobre ello. Con lo cual, continuaremos reflexionando si nos lees…
Autora: María José Núñez
Para argumentar por qué el poder y el lujo no tienen que ser extravagantes por norma, exponemos diversos puntos de vista: en la vida de una persona de toda índole puede haber aspectos singulares y estrambóticos… No tiene que ir ligado de manera predeterminada al hecho de tener fortuna y todo un abanico de posibilidades abierto donde elegir. Por otra parte, lo que es excéntrico para unos, para otros, puede ser común y ordinario. Y en muchas ocasiones, el modo de interiorizar el lujo y el poder van más ligados a la cultura y ‘mundología’ de cada persona… más incluso que el poder adquisitivo que uno posea. Y, por último (pues no queremos exhibir un goteo continuo de argumentos) tenemos la concepción individual que cada uno de nosotros percibe como una excentricidad. Y ello nos lleva a otra interesante reflexión: ¿son realmente extravagantes quienes están en la élite o son los que no ostentan ese estatus quienes los ven así por el hecho de ser una minoría? Al fin y al cabo, los individuos UHNWI son sólo un 1% de la población. Por lo tanto, es necesariamente ‘necesario’ (disculpen por esta extravagante redundancia) que se diferencien de alguna manera. Encaminémonos, entonces, a hacer una radiografía de lo que es verdaderamente singular aquí…
“En ocasiones el exceso es estimulante. Evita que con la moderación se adquiera el mortal efecto de un hábito”. Esta contundente frase del dramaturgo William Somerset Maugham lo dice todo. Aunque seguimos reiterando que la excentricidad y el lujo no tienen porque ir a una, otra de las razones por las que la mayoría suele tener esa idea preconcebida o prejuicio de que sí es así es que un elevado poder adquisitivo lleva al exceso. Y éste a la excentricidad. ¿Acaso hay algo más raro (por no repetir vocablo) que disponer de una gran variedad de artículos de lujo? ¿o de coleccionarlos? ¿O de poder solicitar los servicios que uno quiera, donde quiera y cuando quiera?
“En muchas ocasiones, el modo de interiorizar el lujo y el poder van más ligados a la cultura y ‘mundología’ de cada persona… más incluso que el poder adquisitivo que uno posea”
No, nos estamos yendo al bando equivocado. Ni de repente pensamos que lujo y poder han de ser excéntricos. Seguimos en nuestra línea… ¿Pueden serlo? Por supuesto. Pero no necesariamente. De hecho, es menos común de lo que uno pueda pensar. Y desde la perspectiva de un profesional del Lifestyle Management, donde las tareas diarias consisten en hacer realidad los requerimientos de los clientes que contratan un Personal Angel para gestionar sus complejas vidas, todo llega a concebirse de una manera más terrenal… Nos explicamos: las vidas son vidas, con sus problemas cotidianos, ámbito familiar, laboral, de ocio, salud, bienestar… Y la mayoría de individuos con elevados patrimonios vive su vida en la más absoluta normalidad (su normalidad, claro está), sin excentricidades adjudicadas a las celebrities -éstas de manera más bien mediática que ajustada a la auténtica realidad-.
Todos en este momento estaremos pensando en solicitudes tan archi repetidas como Madona y su petición de un camerino capaz de albergar a 200 personas. O el papel higiénico de color rojo que exige Beyoncé cuando se hospeda en un hotel… Y no citaremos más porque no es nuestro cometido. Pero sí cerraremos esta introspección haciendo un alegato acerca de la seriedad de las profesiones dedicadas al Lifestyle Management: lo excéntrico puede estar presente en cualquier vida pero la mayor parte de este apasionante trabajo circula en medio de una inmensidad de reclamación de servicios, peticiones y misiones, más o menos complicadas de efectuar. Donde lo más importante es la atención al detalle y la consecución de la excelencia, pero en la gran mayoría de los casos, no es lo extravagante lo que impera, sino la eficacia y la actitud con la que se gestiona. En definitiva, liberémonos de prejuicios y abramos la mente porque poder y lujo son simplemente lo que son, y sí, pueden llegar a ser excéntricos. Obviamente. ¿Pero necesariamente? No siempre…
“El nuevo lujo es el lujo de la libertad y el tiempo”
(Jason Fried)