Luxury and ostentation: they seem like two words that cannot exist without each other. In fact, we usually use them as synonyms. However, ostentation is to flaunt wealth, boast and brag… Whereas luxury simply means the abundance of things, comforts, means…
(Sigue en español)
Author: María José Núñez
I recently read an interview with an architect in which she pointed out that nowadays luxury is privacy and singularity and not ostentation. This phrase stuck in my mind and created an interesting reflection: has luxury ceased to be ostentatious? Is it possible or is it paradoxical? And, looking at it from another perspective… is ostentation still considered to be a lifestyle for some?
We all know that in recent years we have been immersed in the trend of ‘silent luxury’, which we have already analyzed at length without reaching a clear conclusion. Simply, as in all areas of life, there is a propensity and inclination towards a way of behaving, consuming, expressing oneself and facing the world. And silence in luxury has been one of these ways, so to speak.
Nevertheless, we are certain that, as long as there is wealth, there will be opulence, and therefore, simply by existing, ostentation will directly enter the scene for many. By possessing a fortune, ostentation will tend to manifest itself in one way or another. That is just the way it is.
However, after the pandemic, we began to see a change in the way of displaying luxury in that extravagance gave way to more human aspects such as emotions, experiences, values.
Ostentation ceased to be a lifestyle for many in the old-fashioned sense of the word, as the preference for discretion over extravagance, the emotional over the material, (luxury) experiences over ultra-expensive objects began… Along with the value of time and sustainability as privileges and expressions of power.
«The new luxury is the luxury of freedom and time»
(Jason Fried)
Here is the proof at the click of a button: You only have to read an article from Huffington Post where it talks about the new trend of the wealthiest: submarines. In these underwater vehicles, privacy takes the reins, as opposed to the pomp and show of the traditional mega yachts. They still have the same or even more luxuries than an impressive boat, but everything is enjoyed under the strictest privacy and reserve, up to 250 meters deep and enjoying a unique, singular and exclusive experience. A new luxury, but still a luxury, of course.
If we take a look at how society has exposed and demonstrated wealth throughout the ages, we will see that it has evolved. From ancient civilizations: the Egyptian pharaohs with their pyramids; the Roman Empire, with its epic feasts; the medieval aristocracy, with its jewel-clad attire; or the obsession with art in the Renaissance… Later on, the middle class was already positioned, so that the richest showed their status with valuable possessions such as cars, airplanes, boats… And in contemporary society, ostentation began to leave its stamp of identity in luxury brands, paradisiacal vacations and experiences beyond the reach of the majority, such as private events, personal assistance and the most important pleasure of all: That of having the time and health to savor it all.
Translation: Emily Benton
Photo: Ashwin Alok
Copyright ©by Alberta La Grup
If you wish to re-print this article or photos, that’s fine. Just include the biography at the end of the article. Thank you!
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La ostentación como estilo de vida
Lujo y ostentación: parecen dos palabras que no pueden existir la una sin la otra. Es más, normalmente lo empleamos como sinónimo. Sin embargo, ostentar es hacer alarde de riqueza, jactancia, vanagloria… Y el lujo, simplemente la abundancia en cosas, comodidades, medios…
Recientemente leí una entrevista a una arquitecta en la que señalaba que actualmente el lujo es la privacidad y la singularidad y no la ostentación. Esta frase se quedó grabada en mi mente y creó una interesante reflexión: ¿el lujo ha dejado de ser ostentoso? ¿es posible o es paradójico? Y, mirándolo desde otro prisma… ¿la ostentación sigue siendo un estilo de vida para unos pocos?
Todos sabemos que en los últimos años hemos estado inmersos en la tendencia del ‘lujo silencioso’, la cual ya analizamos detenidamente sin llegar claramente a una conclusión. Sencillamente, como en todos los ámbitos de la vida, hay una propensión e inclinación hacia una manera de comportarse, de consumir, de expresarse y de enfrentarse al mundo. Y el silencio en el lujo ha sido una de estas maneras. Por así decirlo.
No obstante, tenemos la certeza de que, mientras haya riqueza habrá opulencia, y por lo tanto, sólo por estar presente -para muchos- ya entrará en escena directamente la ostentación. Porque únicamente por poseer fortuna, ésta, de un modo u otra, tenderá a manifestarse. Eso es así.
Sin embargo, tras la pandemia comenzó a verse un cambio en la manera de ostentar ese lujo, con una suntuosidad que daba el relevo a aspectos más humanos como son las emociones, las experiencias, los valores…
La ostentación dejó de ser un estilo de vida para muchos en el sentido anticuado de la palabra, pues comenzó la preferencia de la discreción frente a lo extravagante, lo emocional frente a lo material, las experiencias (de lujo) frente a los objetos ultra caros… Y el valor del tiempo y la sostenibilidad como privilegios y expresiones de poder.
“El nuevo lujo es el lujo de la libertad y el tiempo”
(Jason Fried)
Y para muestra, un botón… No hay más que leer un artículo de Huffington Post donde habla de la nueva tendencia de los más adinerados: los submarinos. En estos vehículos subacuáticos la privacidad lleva las riendas, frente al boato y exposición de los tradicionales mega yates. Realmente siguen teniendo los mismos o incluso más lujos que en un impresionante barco, pero todo se disfruta bajo la más estricta intimidad y reserva, hasta 250 metros de profundidad y gozando de una experiencia única, singular y exclusiva. Un nuevo lujo, que no deja de serlo, por supuesto…
Si damos un repaso por la formas que ha tenido la sociedad a lo largo de los tiempos de exponer y evidenciar la riqueza, veremos que ha ido evolucionando. Desde las civilizaciones antiguas: los faraones egipcios con sus pirámides; el Imperio Romano, con sus épicas fiestas; la aristrocracia medieval, con sus atuendos revestidos de joyas; o la obsesión por el arte en el Renacimiento… Más adelante ya se posicionó la clase media, de manera que los más ricos mostraban su estatus con posesiones valiosas como coches, aviones, barcos… Y en la sociedad contemporánea, la ostentación comenzó a dejar su sello de identidad en marcas de lujo, vacaciones paradisíacas y experiencias fuera del alcance de la mayoría, como eventos privados, asistencia personal y el placer más importante de todos: el de disponer de tiempo y salud para saborear todo ello.
Traducción: Emily Benton
Foto: Ashwin Alok
Copyright ©by Alberta La Grup
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