Not a day goes by that we don’t hear lifestyle expressed in this way; where quality and elegance take precedence over excess and ostentation
(Sigue en español)
Author: María José Núñez
The words ‘luxury’ and ‘silent’ have never been so close… In fact, in the past they were never linked. The mere fact of living a luxurious lifestyle and having more possibilities than most, warranted being told, expressed and advertised in an almost bombastic, attractive, and, of course, showy way.
But just when it seemed that luxury had reached its peak -although we are certain that it has no limits- this new way of expressing it arrived: with elegance, sophistication and discretion… hence its subtle and suggestive adjective: ‘silent’.
Nowadays, everything in luxury seems to have a rather low, soft volume- almost a whisper. Whether it is clothing, accessories or the decoration of your home, those who have borrowed this trend are very clear that they are betting on quality over quantity, minimalism over excess, refinement over extravagance… something like ‘less is more’… We are talking about luxury, expensive materials but also ones that are sustainable and without branding. These are products where comfort, premium and timelessness prevail. The luxury remains for those who wear it and for those who know that unique quality and detail that only a few can feel: those who truly know that they are and always will be luxury. They do not need that constant manifestation and communication to demonstrate that they own and can afford it. An apparent oxymoron, but, in the end, not such a convoluted one.
Another way of explaining it: luxury is still luxury, whether it is shown to the four winds or not. The one who flaunts it, knows it, and surely, so do those around them. But commercially speaking, it is like someone who wants to sell a product to a whole mass of people, or to a specific segment of the population, who knows that they will value the importance of acquiring it. It is the same but extrapolated to the way in which you show the world your status.
In the end it is a question of status, of social position, of the place you want to occupy in the universe. In fact, there is now a kind of ‘globalization’ of silent luxury, where all the articles and reports that are proposed to us a thousand times a day -through the Internet and social networks- are based on «this brand has the perfect option to turn your closet into silent luxury»; «decorate your home in the purest style of silent luxury»; or «the ‘old money’ trend comes to this store in a low cost way»… Lately we seem to be overwhelmed with this expression. It seems like a trend, so should we adopt it? Of course, it is adapted to the pocket of each individual. Silent luxury but on a budget… Something of a paradox, don’t you think?
«It is necessary to say aloud that silent luxury has always existed. In fact, it has been the most common way for many to expose their social class. The difference is that now it’s trendy»
And now comes the other part. The moment in which it is necessary to say out loud -despite the silence we are talking so much about- that the silent luxury (excuse the redundancy) has always existed. In fact, it has been the most common way for many -‘so to speak’- to expose their social class. The difference is that now it is a trend, and moreover, it went viral, especially with the influence of series like ‘Sucession’.
Like everything else in life, brands, culture and society as a whole have jumped on the bandwagon of this new “orientation” that follows the ‘logomania’ of a few years ago. Although in the end they are inclinations that, depending on the mood with which each one approaches an existence led by luxury, will remain attached to one side or the other. And maybe even in the future – because fashion and trends are cyclical – they will balance or coexist again, resulting in a luxury that is neither quiet nor loud, but rather under the umbrella of a sweet harmony between both concepts… Where the important thing is to shine with enough light so that luxury continues to exist and does not lose its raison d’être, since it is curiously synonymous with ostentation, opulence and pomp.But are these three words really compatible with ‘silence’?
Well, it seems so… because if you have reached this part of our explanation, you will know that it is not ‘real’ silence, but a figurative one. This absence of ‘noise’ is like the infrasound emitted by some beings in nature that cannot be captured by humans. It is only perceived by some animals or machines. Likewise, this type of luxury is recognized by a few, those who count, i.e. those who are at the same level. For the rest: it is practically invisible… they do not perceive it. Although the continuous bombardment of information about it insists that we all see it. Sometimes, we will see it, and sometimes… not. That is where the real essence remains: the delicate and permanent inaccessibility of luxury.
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El lujo silencioso: ¿una tendencia o un concepto que ha venido para quedarse?
No hay día que no oigamos hablar sobre esta manera de expresar el estilo de vida, donde prima la calidad y la elegancia por encima del exceso y la ostentación
Autora: María José Núñez
Las palabras ‘lujo’ y ‘silencioso’ nunca fueron tan amigas… De hecho, en el pasado podemos decir que jamás estuvieron ligadas. Sólo por el mero hecho de llevar un estilo de vida lujoso y por encima de las posibilidades del resto de los mortales, merecía ser contado, expresado y anunciado de una manera casi rimbonbante, atractiva, y por supuesto, vistosa.
Pero cuando parecía que el lujo había tocado techo -aunque bien creemos tener la certeza de que éste no tiene límites- llegó esta nueva forma de manifestarlo: con elegancia, sofisticación y discreción… de ahí su sutil y sugerente adjetivo: ‘silencioso’.
Actualmente todo en el lujo parece que tiene el volumen más bien bajito, suave… casi un suspiro. Tanto en la vestimenta, como en los accesorios o la decoración de su vivienda, quien ha tomado prestada esta tendencia tiene muy claro que apuesta por la calidad frente a la cantidad, el minimalismo frente a los excesos, el refinamiento frente a lo extravagante… algo así como ‘el menos es más’… Sin olvidar que estamos hablando de lujo, de materiales caros pero sin logos de marcas y sostenibles, a ser posible, de productos donde prima la comodidad, lo premium y lo atemporal. Pues el lujo permanece en quien sabe que lo lleva y en quienes conocen esa calidad única y ese detalle y sello que únicamente palpan unos pocos: los que verdaderamente saben que ellos son y siempre serán lujo. Y no necesitan de esa manifestación y comunicación constante de que lo poseen y pueden permitírselo. Un aparente trabalenguas pero que, finalmente, no resulta tan enrevesado…
Otra manera de explicarlo: el lujo sigue siendo lujo, tanto el que se muestra a los cuatro vientos como el que no, pues simplemente, lo es. Y tú, el que lo ostentas, lo sabes, y seguramente, también los de tu alrededor. Pero comercialmente hablando, es como quien quiere vender un producto a toda una masa de público, o bien a un segmento concreto de la población, que sabe que va a valorar la importancia de adquirirlo. Se trataría de lo mismo pero extrapolado al modo en cómo manifiestas al mundo tu estatus.
Porque al final sería cuestión de eso: de estatus, de posición social, del lugar que deseas ocupar en el universo en el que te mueves. De hecho, existe ahora una especie de ‘globalización’ del lujo silencioso, donde todos los artículos y reportajes que nos proponen una y mil veces al día -a través de Internet y las redes sociales- son a base de “esta marca tiene la opción perfecta para convertir tu fondo de armario en lujo silencioso”; “decora tu casa al más puro estilo del lujo silencioso”; o “la tendencia ‘old money’ llega a esta tienda de una manera low cost”… Sí, últimamente parece que nos avasallan con esta expresión. Como si fuera una moda cualquiera, y como tal, debamos adoptarla… adaptada, eso sí, al bolsillo de cada individuo. Lujo y silencio pero… económico. Menuda paradoja, ¿no crees?
“Es necesario decir en voz alta que el lujo silencioso siempre
ha existido. De hecho, ha sido la manera más habitual para muchos de exponer su clase social. La diferencia estriba
en que ahora es tendencia”
Y ahora viene la otra parte. El momento en el que es necesario decir en voz alta -a pesar del silencio del que tanto estamos hablando- que el lujo silencioso (valga la redundancia) siempre ha existido. De hecho, ha sido la manera más habitual para muchos -‘por así decirlo’- de exponer su clase social. La diferencia estriba en que ahora es tendencia, y además, se fue haciendo haciendo viral, especialmente, con la influencia de series como ‘Sucession’.
Como todo en esta vida, tanto marcas, cultura y la sociedad entera se ha subido al carro de esta nueva (entre comillas) orientación que se antepone a la ‘logomanía’ de hace algunos años. Aunque al final son inclinaciones que, según el talante con el que cada cual enfoque una existencia liderada por el lujo, se quedarán adheridas hacia un lado u otro. E incluso, puede que en otro momento -pues la moda y las tendencias son cíclicas- vuelvan a equilibrarse o a convivir, dando como resultado un lujo ni callado ni gritón, sino más bien bajo el paraguas de una dulce armonía entre ambos conceptos… Donde lo importante es brillar con la suficiente luz como para que el lujo siga existiendo y no pierda su razón de ser, pues curiosamente éste es sinónimo de ostentación, opulencia y boato. ¿Y acaso son compatibles estos tres vocablos con el ‘silencio’?
Pues parece que sí… porque si has llegado hasta esta parte de nuestra explicación, bien sabrás que no es un silencio ‘real’, sino figurado. Esta ausencia de ‘ruido’ es como el infrasonido que emiten algunos seres de la naturaleza y que no pueden ser captados por el ser humano. Tan solo lo perciben algunos animales o máquinas. Asimismo, este tipo de lujo es reconocido por unos pocos, los que cuentan, es decir, quienes están al mismo nivel. Para el resto: prácticamente invisible… no lo perciben. Aunque el bombardeo continuo de información al respecto se empeñe en que todos lo veamos. A veces, lo veremos, y otras… no. Ahí es donde permanece la auténtica esencia: la delicada y permanente inaccesibilidad del lujo.